La Eucaristía: "Alimento de la Fe"

Escrito por P. Leonardo Sánchez Acevedo

Un viernes santo canté esta canción contemplando el rostro de nuesta Madre junto a la cruz:

Dolorosa de pie junto a la cruz,

tú conoces nuestras penas, penas
de un pueblo que sufre,
tú conoces nuestras penas penas
de un pueblo que sufre!...
Dolor de los cuerpos que sufren enfermos.....
el hambre de gentes que no tiene pan,
silencio de aquellos que callan
por miedo la pena del triste que está en soledad…

MARÍA PARTICIPA DEL DOLOR DE LA HUMANIDAD
Y DE SUS NECESIDADES…
LA HUMILDAD DE MARÍA.
SIN HACER RUIDO PRESENTA
AL SEÑOR NUESTRAS NECESIDADES.

Todos tenemos presente la escena del banquete nupcial descrito en el Evangelio (Jn. 2, 3). Había mucha gente, pero sólo María se percató de que el vino empezaba a escasear. Tuvo compasión de aquella joven pareja y quiso evitarle la humillación de no tener vino suficiente para los invitados. ¿Qué hizo? -Sin llamar la atención, con serenidad, dejó la sala (porque en las fiestas judías mujeres y hombres estaban separados entre sí) y, acercándose a Jesús, le dijo con total sencillez: -No tienen vino. Ahí se nota la caridad de María.

Advierte las necesidades de los demás y se las comunica a Jesús con
toda delicadeza. (MADRE TERESA DE CALCUTA)

En mi primera experiencia impartiendo el sacramento de
la unción de los enfermos estaba, la presencia de María Santísima.


TEMA PRINCIPAL: “LA FUERZA DE LOS SACRAMENTOS. El don de la Eucaristía”
Partimos del Resumen: el Capítulo III de Lumen Fidei (LF)

I. INTRODUCCIÓN DEL TEMA:
Ayer hable de la introducción y el primer capítulo. Damos un salto al capítulo III, donde aparece el tema de los “SACRAMENTOS” y su relación con la fe. El capítulo II lo dejamos para los próximos días.
El tercer capítulo (37-­‐49): Transmito lo que he recibido (1 Co15,03).

Todo el capítulo se centra en la importancia de la evangelización: quien se ha abierto al amor de Dios, no puede retener este regalo para sí mismo, escribe el Papa: La luz de Jesús resplandece sobre el rostro de los cristianos y así se difunde, se transmite bajo la forma del contacto, como una llama que se enciende de la otra, y pasa de generación en generación, a través de la cadena ininterrumpida de testigos de la fe.
Palabras claves: EVANGELIZACIÓN - CONTACTO - TRADICIÓN -­ MEMORIA-­

Vuelve a repetirse la idea de ayer, 2º día de la Novena en el texto de Lumen Fidei: VER EN PROFUNDIDAD. QUIEN CREE VE. II. Los sacramentos y la transmisión de la fe:

40. La Iglesia, como toda familia, transmite a sus hijos el contenido de su

memoria. ¿Cómo hacerlo de manera que nada se pierda y, más bien, todo se profundice cada vez más en el patrimonio de la fe? Mediante la tradición apostólica, conservada en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo, tenemos un contacto vivo con la memoria fundante. Como afirma el Concilio ecuménico Vaticano II, « lo que los Apóstoles transmitieron comprende todo lo necesario para una vida santa y para una fe creciente del Pueblo de Dios; así la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree »[35].

En efecto, la fe necesita un ámbito en el que se pueda testimoniar y comunicar, un ámbito adecuado y proporcionado a lo que se comunica. Para transmitir un contenido meramente doctrinal, una idea, quizás sería suficiente un libro, o la
reproducción de un mensaje oral. Pero lo que se comunica en la Iglesia, lo que se transmite en su Tradición viva, es la luz nueva que nace del encuentro con el Dios vivo, una luz que toca la persona en su centro, en el corazón, implicando su
mente, su voluntad y su afectividad, abriéndola a relaciones vivas en la comunión con Dios y con los otros. Para transmitir esta riqueza hay un medio particular, que pone en juego a toda la persona, cuerpo, espíritu, interioridad y relaciones. Este medio son los sacramentos, celebrados en la liturgia de la Iglesia. En ellos se comunica una memoria encarnada, ligada a los tiempos y lugares de la vida, asociada a todos los sentidos; implican a la persona, como miembro de un sujeto vivo, de un tejido de relaciones comunitarias. Por eso, si bien, por una parte, los sacramentos son sacramentos de la fe[36], también
se debe decir que la fe tiene una estructura sacramental. El despertar de la fe pasa por el despertar de un nuevo sentido sacramental de la vida del hombre y de la existencia cristiana, en el que lo visible y material está abierto al misterio
de lo eterno.

(CONTINUA EN EL Nº 44)
III. EL PRECIOSO ALIMENTO: PARA VER EN PROFUNDIDAD.
La Encíclica cita la Eucaristía COMO, “precioso alimento para la fe”, “acto de memoria, actualización del misterio” y que “conduce del mundo visible al invisible,” enseñándonos a ver la profundidad de lo real. 44. La naturaleza sacramental de la fe alcanza su máxima expresión en la eucaristía, que es el precioso alimento para la fe, el encuentro con Cristo presente realmente con el acto supremo de amor, el don de sí mismo, que genera vida. En la eucaristía confluyen los dos ejes por los que discurre el camino de la fe. Por una parte, el eje de la historia: la eucaristía es un acto de memoria, actualización del misterio, en el cual el pasado, como acontecimiento de muerte y resurrección, muestra su capacidad de abrir al futuro, de anticipar la plenitud final. La liturgia nos lo recuerda con su hodie, el « hoy » de los misterios de la salvación. Por otra parte, confluye en ella también el eje que lleva del mundo visible al invisible. En la eucaristía aprendemos a ver la profundidad de la realidad. El pan y el vino se transforman en el Cuerpo y Sangre de Cristo, que se hace presente en su camino pascual hacia el Padre: este movimiento nos introduce, en cuerpo y alma, en el movimiento de toda la creación hacia su plenitud en Dios” Y ahora continuo con unas bonitas palabras sobre el Don de la Eucaristía dichas el pasado Corpus Christi en Roma por el Papa Francisco:
“Queridos hermanos y hermanas: En el Evangelio (…) hay una expresión de Jesús que me impresiona siempre: «Dadles vosotros de comer» (Lc 9, 13). Partiendo de esta frase, me dejo guiar por tres palabras: seguimiento, comunión, compartir.” 

Esto nos empuja a cada uno a:
- SALIR DE NOSOTROS. FRENTE AL INDIVIDUALISMO.
- DAR DE NOSOTROS ROMPIENDO CON EL MIEDO Y SUS CONSECUENCIAS.
- CREANDO UNA CULTURA DEL COMPARTIR Y LA ENTREGA.

¡LLEVEMOS A CRISTO A LA CALLE!

- Llevemos la comunión a los enfermos…
- Recuperemos la ADORACIÓN ante el SANTÍSIMO…
- Preparemos bien cada Eucaristía a la que asistimos...

¿DÓNDE ESTÁ LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA?

IV. MARÍA NOS ENSEÑA A ESTAR DELANTE DE JESÚS. DIMENSIÓN MARIANA DE LA EUCARISTÍA.
A San Pío de Pieltrecina (conocido como Padre Pío) sacerdote capuchino del siglo XX que llevó en su cuerpo los estigmas de la Pasión de Cristo, le preguntaron:

– Padre, ¿está también presente la Virgen María durante la misa?

– ¿Puede una Madre permanecer indiferente para con su Hijo ? ».
«Padre, ¿cómo debemos asistir a la misa?

– Como la Santísima Virgen y les santas mujeres , con amor y compasión. Como san Juan asistía a la Ofrenda Eucarística y al Sacrificio sangriento de la Cruz . »

Mientras contemplamos el Cuerpo de Jesús y lo Adoramos, La Santísima Virgen
está a nuestro lado en su Soledad. Recordamos el himno antiguo del Stabat Mater, que contempla el sufrimiento de la Madre ante la crucifixión
del Hijo.

1. Estaba la Madre dolorosa junto a la Cruz, llorosa, en que pendía su Hijo.
2. Su alma gimiente, contristada y doliente atravesó la espada.
3. ¡Oh cuán triste y afligida estuvo aquella bendita Madre del Unigénito!
4. Languidecía y se dolía la piadosa Madre que veía las penas de su excelso Hijo.
5. ¿Qué hombre no lloraría si a la madre de Cristo viera en tanto suplicio?
6. ¿Quién no se entristecería a la Madre contemplando con su doliente Hijo?
9. Ea, Madre, fuente de amor, hazme sentir tu dolor, contigo quiero llorar.
13. Déjame llorar contigo condolerme por tu Hijo mientras yo esté vivo.
14. Junto a la Cruz contigo estar y contigo asociarme en el llanto es mi deseo.

• MADRE TERESA DE CALCUTA SOLÍA RECOMENDAR el rezo de la
siguiente oración:


"María, Madre de Jesús y de cuantos participan de su ministerio sacerdotal,
acudimos a Ti como hijos que acuden a su Madre.
Ya no somos niños, sino adultos que de todo corazón desean ser hijos de Dios.
Nuestra condición humana es débil; 
por eso venimos a suplicar tu ayuda maternal
para conseguir sobreponernos a nuestras debilidades.
Ruega por nosotros, para que, a nuestra vez, podamos ser personas de oración.
Invocamos tu protección para poder permanecer libres de todo pecado.
Invocamos tu amor para que el amor pueda reinar, y nosotros podamos ser compasivos y capaces de perdonar.
Invocamos tu bendición para que podamos ser como la imagen de tu
Hijo, Señor y Salvador nuestro, Jesucristo. Amén."

Ahora sabemos que delante del Señor y mirando al Señor, se encuentra a nuestro lado la Madre de Dios.

Redacta: Leonardo Sánchez Acevedo (@leonardosdb)
Fotografías: Francisco Caro (@PacoCaroGarcia)

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