"Quien cree ve" El poder de la oración


Escrito por P. Leonardo Sánchez Acevedo sdb

Cuantas veces siendo niño te recé,
con mis besos te decía que te amaba.

Poco a poco, con el tiempo, olvidándome de Ti,
por caminos que se alejan me perdí,
por caminos que se alejan me perdí.

Hoy he vuelto, Madre, a recordar
cuántas cosas dije ante tu altar.
Y al rezarte puedo comprender
que una madre no se cansa de esperar,
que una madre no se canso de esperar.

Al regreso me encendías una luz,
sonriendo desde lejos me esperabas,
en la mesa la comida aún caliente y el mantel,
y tu abrazo en mi alegría de volver,
y tu abrazo en mi alegría de volver.

Aunque el hijo se alejara del hogar,

una madre siempre espera su regreso;
que el regalo más hermoso que a sus hijos da el Señor
es su Madre y el milagro de su amor,
es su Madre y el milagro de su amor.


2. Resumen: Introducción y Capítulo I de Lumen Fidei (LF) 
(tomado de http://www.news.va/es/news/sintesis-de-la-enciclica-lumen-fidei-3 )

“…Al regreso me encendías una luz, …”
I. CARÁCTER LUMINOSO DE LA FE: QUIEN CREE VE

La introducción (No. 1-7) de la LF ilustra los motivos en que se basa el documento:
En primer lugar, recuperar el carácter de luz propio de la fe, capaz de iluminar toda la existencia del hombre, de ayudarlo a distinguir el bien del mal, sobre todo en una época como la moderna, en la que el creer se opone al buscar y la fe es vista como una ilusión, un salto al vacío que impide la libertad del hombre.

En segundo lugar, la LF - justo en el Año de la Fe, 50 años después del Concilio Vaticano II, un "Concilio sobre la Fe" - quiere reavivar la percepción de la amplitud de los horizontes que la fe abre para confesarla en la unidad y la integridad. La fe, de hecho, no es un presupuesto que hay que dar por descontado, sino un don de Dios que debe ser alimentado y fortalecido. "Quien cree ve", escribe el Papa, porque la luz de la fe viene de Dios y es capaz de iluminar toda la existencia del hombre: procede del pasado, de la memoria de la vida de Jesús, pero también viene del futuro porque nos abre vastos horizontes.

El primer capítulo (8-22): Hemos creído en el amor (1 Jn 4, 16). En referencia a la figura bíblica de Abraham, la fe en este capítulo se explica como "escucha" de la Palabra de Dios, "llamada" a salir del aislamiento de su propio yo , para abrirse a una nueva vida y "promesa" del futuro, que hace posible la continuidad de nuestro camino en el tiempo, uniéndose así fuertemente a la esperanza. La fe también se caracteriza por la "paternidad", porque el Dios que nos llama no es un Dios extraño, sino que es Dios Padre, la fuente de bondad que es el origen de todo y sostiene todo. En la historia de Israel, lo contrario de la fe es la idolatría, que dispersa al hombre en la multiplicidad de sus deseos y lo "desintegra en los múltiples instantes de su historia", negándole la espera del tiempo de la promesa.
Por el contrario, la fe es confiarse al amor misericordioso de Dios, que siempre acoge y perdona, que endereza "lo torcido de nuestra historia", es disponibilidad a dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios "es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación." (n. 14)

Y aquí está la "paradoja" de la fe: el volverse constantemente al Señor hace que el hombre sea estable, y lo aleja de los ídolos.
La LF se detiene, después, en la figura de Jesús, el mediador que nos abre a una verdad más grande que nosotros, una manifestación del amor de Dios que es el fundamento de la fe "precisamente en la contemplación de la muerte de Jesús la fe se refuerza", porque Él revela su inquebrantable amor por el hombre.

También en cuanto resucitado Cristo es "testigo fiable", "digno de fe”, a través La fe, en efecto, no sólo mira a Jesús, sino que también ve desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos. Usando una analogía, el Papa explica que, como en la vida diaria, confiamos en "la gente que sabe las cosas mejor que nosotros" - el arquitecto, el farmacéutico, el abogado - también en la fe necesitamos a alguien que sea fiable y experto en "las cosas de Dios" y Jesús es "aquel que nos explica a Dios." Por esta razón, creemos a Jesús cuando aceptamos su Palabra, y creemos en Jesús cuando lo acogemos en nuestras vidas y nos confiamos a él.
Su encarnación, de hecho, hace que la fe no nos separe de la realidad, sino que nos permite captar su significado más profundo. Gracias a la fe, el hombre se salva, porque se abre a un Amor que lo precede y lo transforma desde su interior. Y esta es la acción propia del Espíritu Santo: "El cristiano puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu" (n. 21). Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor. Por lo tanto, "la existencia creyente se convierte en existencia eclesial", porque la fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como "comunión real de los creyentes." Los cristianos son "uno" sin perder su individualidad y en el servicio a los demás cada uno gana su propio ser. Por eso, "la fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva", sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.

II. La ORACIÓN con MARÍA: PODER PARA VER

En la misa del pasado 15 de Agosto, el Papa Francisco en su homilía dice: “María, por el contrario, nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal. La oración con María, en especial el en particular el Rosario, tiene también esta dimensión «agonística», es decir, de lucha, una oración que sostiene en la batalla contra el maligno y sus cómplices. También el Rosario nos sostiene en la batalla.”

En la Conclusión del Mes de Mayo, el día 31 da el siguiente discurso tras el Rezo del Santo Rosario en la Plaza de San Pedro:
“…(Lc 1, 36). María sabe escuchar a Dios. Atención: no es un simple «oír», un oír superficial, sino que es la «escucha» hecha de atención, acogida, disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con el que muchas veces nos ponemos delante del Señor o de los demás: oímos las palabras, pero no escuchamos de verdad. María está atenta a Dios, escucha a Dios. Pero María escucha también los hechos, es decir, lee los acontecimientos de su vida, está atenta a la realidad concreta y no se detiene en la superficie, sino que va a lo profundo, para captar el significado. Su pariente Isabel, que ya es anciana, espera un hijo: éste es el hecho. Pero María está atenta al significado, lo sabe captar: «Para Dios nada hay imposible» (Lc1, 37).

Continúa el Papa Francisco en su discurso: “Esto vale también en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y escucha también las realidades cotidianas: atención a las personas, a los hechos, porque el Señor está a la puerta de nuestra vida y llama de muchas formas, pone signos en nuestro camino nos da la capacidad de verlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha igualmente atenta a los acontecimientos de la vida”.

¡CUÁNTO VALOR TIENE EL REZO DE UNA MADRE!
¡CUÁNTO VALOR TIENE ESE AVEMARÍA DE AYER!


Imagen de una: Hucha

Rosario – pero escuchadme con atención: el Rosario. ¿Vosotros rezáis el Rosario todos los días? No creo [la gente grita: Sí] ¿Seguro? Pues bien, la oración con María,
del cual Dios actúa realmente en la historia y determina el destino final. Pero hay "otro aspecto decisivo" de la fe en Jesús: "La participación en su modo de ver".
El cantante famoso y ciego Andrea Bocelli en su conocida canción “The Prayer – La Oración”, dice esta letra que bien podemos traerla a este momento:

The Prayer (La Oración)

Te ruego seas nuestros ojos,
y nos ampares por doquier.
Y nos ayudes a ser sabios,
en los momentos de duda.

Permite a esta ser nuestra oración,
cuando perdamos el camino.
Condúcenos a un lugar,
guíanos con tu gracia
A un lugar en donde estemos a salvo.

Ruego porque encontremos tu luz
y la mantengas en nuestros corazones.
Cada noche que salgan las estrellas,
permite a esta ser nuestra oración.

Cuando las sombras llenen nuestro día.
Condúcenos a un lugar,
guíanos con tu gracia.
Danos fe, así estaremos a salvo. [...]
...

No perdamos la esperanza. La oración todo lo puede. Allí donde está María. Allí crece la esperanza. Y VUELVE A CRECER LA FE.

Recordamos ahora a los que sostienen nuestra oración: …la abuela con su mirada ya perdida mientras escucha las campanas de Consolación….
…la Madre que espera que el hijo/a regrese…..(poner cada uno un ejemplo)….

Hoy he vuelto, Madre, a recordar
cuántas cosas dije ante tu altar.Y al rezarte puedo comprender
que una madre no se cansa de esperar,
que una madre no se cansa de esperar.

Al regreso me encendías una luz,
sonriendo desde lejos me esperabas,
en la mesa la comida aún caliente y el mantel,
y tu abrazo en mi alegría de volver,
y tu abrazo en mi alegría de volver.

Aunque el hijo se alejara del hogar,
una madre siempre espera su regreso;
que el regalo más hermoso que a sus hijos da el Señor
es su Madre y el milagro de su amor...


Redacta: Leonardo Sánchez Acevedo (@leonardosdb)
Fotografías: Pablo Anaya Gilabert (@AnayaPablo)

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