Videoresumen. De Domingo a Domingo mirando al cielo.



Continuar leyendo en el interior. Parecía que todo iba a ser distinto... Que este año el maldito tiempo nos dejaría vivir con intensidad la semana más grande que todos los cofrades ansiamos. Que podríamos contemplar la elegancia del andar de los altares andantes que nos acerca a Cristo a lugares inimaginables.

Parecía que todo iba bien, el Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén, hacia lo mismo en Utrera y conquistaba Constitución con su humildad caracteristica salida de lo más profundo de la calle la fuente... si... por fin se cumplia es sueño y el Señor salía de casa y como no su madre de los Desamparados, que este año derrochaba FE mariana en dos de los cirios de su candelería... Comenzaba el sueño sin lluvias pero con susto... por desgracia a la hora de su paso por el ayuntamiento, un pequeño aguacero caia sobre el azulado e improvisado palio de Desamparados que es el propio cielo de Utrera... Todo quedó en un susto que por la tarde se convertiría en pesadilla...

A la hora de su salida, la hermandad de la Quinta Angustia ponía su cruz de guía en la calle e incluso los sones del "Amarrao" de Ávila acompañaron por muy poco tiempo al misterio del Señor de la Caridad y la Virgen de la Piedad. En ese instante un fuerte aguacero impide que la cofradía cumpla con su estacion de penitencia y solo se queda en un triste saludo de consuelo entre la madre y el pueblo en una eterna conversación entre la magdalena, San Juan y la señora que quedó en la espera de su levantá puesto que la Reina de los Ángeles, se tuvo que quedar en casa.
Algo parecido ocurria en la Vereda. La Junta de Gobierno de la hermandad del Jesús pedía media hora para decidir el futuro cercano de su estacion de penitencia del domingo... Pasado este tiempo, decidía poner la hermandad en la calle, pero estando la cruz de guía a escasos metros de la capilla comenzaba una fuerte tromba que hizo que la cofradia volviera a su templo.

Llegaba el Lunes Santo y nuevamente mirabamos a un cielo que amenazaba lluvia, concretamente un 70% que a las 19:00 bajaría a un 40 que daría posibilidad de la salida de la cofradía de los Muchachos de Consolación, y así lo hizo, prorrogando su salida una hora. Durante esa hora, la Agrupación Musical de Muchachos de Consolación, esperó junto al Santuario para - tras 10 años sin hacerlo- tocarle a su Cristo del Perdón, presentando su nuevo banderín en cuyo mástil se contempla el anagrama Mariano, lo que viene a ser la "M" de María... y de Muchachos, porque los Muchachos volvían a su hermandad, y su hermandad a  sus Muchachos... hermandad ésta que estrenaba techo de palio y faroles para su Señora de la Amargura.
No tuvo la misma suerte la cincuentenaria hermandad de los Estudiantes que a las 19:00 veía imposible la ejecución de su estación de penitencia número 50. A pesar de esto, la salesiana corporación demostró su valía como cristianos celebrando tras la decisión de no salir una solemne pero humilde a la vez, eucaristía en acción de gracias, donde penitentes, costaleros y hermanos en general acompañaron en el interior de la Basilica de María Auxiliadora a sus titulares, el Santísimo Cristo del Amor y Ntra. Sra. de las Veredas.

Las nubes, la lluvia y la notoria humedad en el ambiente, se hacían dueños del miércoles santo, y la hermandad de los Aceituneros, se arriesgó, se echó a la calle, le echó valor y puso su cofradía en el barrio de Santa María tras una prorroga de media hora.
El paso de misterio, el de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, estrenaba un magnífico respiradero delantero, bordado... la perfecta unión de los tres pilares del arte sacro en un solo paso: El portentoso bordado de los respiraderos, la genial canastilla tallada y dorada junto con los faroles de orfebrería que este año portaba codales de color tiniebla para alumbrar la impresionante talla de Benito Hita del Castillo aunque en el "librito" se empeñen en decir que es de nuestro paisano Ruiz Gijón...
Paz, radiante como siempre, que con cariño y gesto de hermandad portaba bajo la mano derecha una medalla de la hermandad de los estudiantes, del mismo modo que salía de Constitución a los sones de Virgen de los Estudiantes, devolviendo el gesto que Veredas tuvo con los Aceituneros en 2010.

Y como dicen eso de "Hay tres días que relucen más que el Sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Asención" este jueves santo... bendito jueves santo, el sol relució aunque timidamente y permitió que los utreranos pudieran volver a salir a las calles de Utrera para ver a Jesús y a María en sus pasos. A las 7, la bendita calle La Fuente, abarrotada para variar, vio impaciente la primera salida del quemao tras su restauración. Y tras él, de nuevo la señora que Sebastián Santos tallara hayá por 1959. en sus bambalinas podíamos ver esos rosarios que sonaban al rebotar en los varales, al son de las marchas de Álvarez Quintero.
Y llegó el momento. Con su pasividad pero con su prisa. La cofradía cruzaba de nuevo, tras varios años, el Arco de la Villa, momento imprescindible de nuestra Semana mayor, y más la de este año por su motivo. Y llegaron las 21:45. La cruz de guía del Silencio se ponía en la calle. Los únicos sonidos de la noche: los toques de llamador, las cadenas de los pies de esos nazarenos con promesas, los incensarios de esos angelitos en las esquinas del paso de misterio, o incluso el sonido de fondo de las marchas de las otras dos cofradías que estaban en la calle en su momento. Lo único malo de la noche, un par de gotas en tiempos puntuales que hacían que tuvieran más de un parón en la cofradía. Y el Cautivo, con su andar semblante, iba bendiciendo las calles utreranas, en especial Partera y compañía, única cofradía que pasa por esas calles. Y tras el señor amarrado, la Duartina virgen de las Lágrimas, que cumple en este año su 40 aniversario de realización. Uno de los grandes estrenos de esta semana mayor, los respiraderos de plata de ley o la corona de plata sobredorada. Ya bien entrada la noche del Jueves Santo, salían los Gitanos de la misma puerta que lo hacía el Cautivo unas horas antes.
La cruz de guía a las doce y media en la calle y el palio frente a las madres carmelitas a las dos menos veinte. Con mayoría de marchas trianeras, que esta Semana Santa los hemos tendió a sobrar en las calles de Utrera, se dirigía el Cristo de la Buena Muerte por las calles de la ciudad, al igual que la Esperanza gitana con los sones de Ciudad de utrera, que se estrenaba en la madrugá utrerana. Y de repente, cuando la Esperanza pasaba por el ayuntamiento, una llovizna no intensa pero muy continua, hizo que la cofradía tuviera que regresar a Santiago el Mayor lo más rápido posible. Una tregua antes de que la cofradía entrara hizo que se pudieran lucir algo más por Ruiz Gijón.

Y la lluvia proseguía en un Viernes Santo huérfano de cofradías, ni el nazareno de Marcos de Cabrera, ni el Portaaviones, ni el Cristo de los Milagros pudieron salir a la calle. Nada que ver en las calzadas excepto el reflejo de las casas utreranas en los charcos de las calles. Y parece ser que San Pedro a veces es sabio y nos dejó terminar nuestra semana de pasión como Dios manda. La banda de la Vera-Cruz abría paso a la cruz de guía de su hermandad. EL Cristo Yacente de Martín Nieto pudo desfilar con su tranquilidad y sus levantás a pulso. Una estación de penitencia perfecta. Y tras la urna de caoba, plata y carey, el palio de azabache de Ntra. Sra. De los Dolores, con sus manos unidas y de luto riguroso. Con un bonito repertorio de Ciudad de Utrera con marchas como Margot o El Cachorro, Saeta Sevillana, pudimos disfrutar de la cofradía de la Plaza del Altozano.

Todos nos hemos quedado con ganas, y esperemos que el año que viene no se cumpla ese dicho de "en abril aguas mil"…

Redactan: 
Francisco Caro (@PacoCaroGarcía)
Pablo Anaya Gilabert (@AnayaPablo)

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